Escrito por Daniel Amezcua
Se dice que cada generación es diferente, pero rara vez se menciona que podría ser incluso peor, con hijos que deshonran el legado de sus padres. En este análisis, exploramos a algunos jóvenes que, en lugar de brillar con luz propia, parecen ser meras sombras de quienes los precedieron.
Empezamos con el hijo del Dr. Pech, quien recientemente se ha declarado culpable de su participación en la «estafa maestra». Este joven, influenciado por su padre y respaldado por el gobernador en turno, accedió al cargo de rector de la Universidad Politécnica de Quintana Roo sin contar con los estudios requeridos. Se le exigió completar su maestría, pero en un acto cuestionable, robó la tesis de una de sus maestras. Y así es que con estas acciones, ha empañado la reputación del Dr. Pech, un político que tiene muchos años picando piedra.
Otro caso es el de Chanito Toledo Jr., quien actualmente está divorciado y ha optado por exhibir sus viajes exóticos en redes sociales. Este aprovechando las conexiones de su difunto padre, ahora se ha convertido en regidor de un municipio donde nunca ha residido, donde dijo que es sordo pero donde tampoco ha realizado contribuciones significativas. Su intento de utilizar su posición para denostar a otros es un reflejo de lo que nos lleva a preguntarnos ¿que podría pensar su padre al ver cómo ha manejado su carrera.?
Finalmente, tenemos a Mariana Mena, hija de una reconocida líder social. Está aunque intenta emular a su madre, la famosa doña Lety Mena, resulta evidente que es una pálida ¡Muy pálida! imitación de la mujer trabajadora que fue Doña Lety. Mientras su madre, con esfuerzo, se convirtió en una líder popular, Mariana parece carecer de la comprensión necesaria sobre el mundo político. Su falta de tacto, de preparación y sobre todo de recursos se traduce en intentos de generar escándalo para obtener beneficios y prebendas, lo que contrasta drásticamente con el legado de su madre, solo en lo último se parecen.
Estos ejemplos ilustran cómo una nueva generación puede, en lugar de honrar el legado de sus padres, optar por caminos que desvirtúan y menosprecian su trabajo. Es un recordatorio de que, a veces, los hijos pueden ser una mala copia de lo que fueron sus progenitores.
